3 jun 2010

Johanesburgo... Anglicanismo y Drum & Bass...

Xhantse, novio y Vico en una noche íntima...
Resulta ser que luego de la partida de producción, además de conseguir las entradas para el mundial, algunos otros fuertes eventos derivados de la mudanza del grupo a la casa de nuestra siguiente anfitriona, Xhantsé, se sucedieron sin escala y sin aviso, poniéndole más imprecisión y una gran cantidad de preguntas sin respuestas a nuestras vidas.

Xhantsé es una mujer de 24 años que tuvimos el honor de conocer en nuestra extensa estadía en Port St. Johns. Las cualidades más sobresalientes de esta curiosa meretriz se pueden resumir en las siguientes: porta notorios pechos operados, le gusta mostrarlos, gusta de tomar cerveza a toda hora, escucha una frenética música apodada Drum & Bass, y anda besando a personas de producción a las espaldas de su novio (cuestión que la deposita sin escalas previas en la aclamada bolsa de lo que un hombre podría denominar: perra). Y esto lo digo como un atributo, porque además de todo eso, se zarpa con la buena onda que desparrama.

Como se imaginarán, con este panorama en la cabeza del beneficiario de los besos a las espaldas del novio, todas las fichas estaban puestas tanto en ella, como en las potenciales amigas, y la joda con la que íbamos a relajar nuestros últimos días en el país. La partida hacia Mozambique pedía cierre fiestero y la casa de Xhantsé parecía ser el lugar indicado.

Pocas veces en nuestras vidas fue destruida en tan escasos segundos y tan inoportunamente una ilusión. Antes de bajar del auto ya habíamos visto que el novio la acompañaba, cosa que no te mata, pero que de mínima obstaculiza. En segunda medida estaban durmiendo siendo las once de la noche, cuestión que de última tampoco te mata, pero al menos te desmoraliza y te dice: la joda la dejamos para el fin de semana; y la tercera e insalvable se presentó ante nosotros casi como una visión, cuando al poner el primer pié dentro del living, apareció frente a nosotros la cruz de madera más grande que hayamos visto dentro de una casa... en toda nuestras vidas.

Hechos menores fueron los 20 dvds con títulos religiosos, dos enormes biblias, una en Afrikaans y otra en inglés (sobre la cama), como así también, la infinidad de cartelitos escritos a mano conteniendo mensajes religiosos con términos como, GOD, GOD IS TRUE, GOD IS LIFE, e infinitas combinaciones con la afamada palabra. A ésta altura ya era obvio que la joda, en todo caso, la podemos dejar para otro país.

Una llamativa cruz en la pared...
Luego de pasar el primer estado de shock, a la mañana siguiente, nuestro desmoralizado comensal hizo la pregunta pertinente: Do you believe in GOD?. Sonó a chiste en primera instancia, pero era necesario aclarar el caso y lo mejor era empezar por el principio, aunque sea para saber si no era parte de un chiste o si estaba todo planeado.

En fin: ¿si les cuento que además era virgen estoy develando mucha intimidad de una persona? Ante la duda mejor me lo guardo, tanto como me guardo la incontable cantidad de detalles de las charlas que del hecho se derivaron, pero la verdad es que pocas veces en la vida la sorpresa te toca tan de cerca. En ese momento Xhantsé, se transformó en ángel de la guarda, y con su Anglicanismo extremo paso de la bolsa de las perras a la bolsa de las genias inentendibles.

De corazón... en serio de corazón...
Los días transcurrieron conociendo diversas partes de la ciudad de mano de nuestra extraña amiga, que de día nos conducía por parques y lugares “cool”, y de noche por casas o clubes fanáticos del Drum & Bass, la cual todavía me estoy preguntando si no es la música de Satán.

Antes de que me olvide, Xhantsé usa pelucas, se cambia el corpiño casi en público y fuma marihuana. Es una evo-involución de los asuntos más extremos de la religión. Un aplauso para nuestra hermosa y más loca amiga sudafricana, y un aplauso para el novio de nueve años que se la viene bancando a lo loco.

Así fueron nuestros últimos días en Sudáfrica, al ritmo de un vertiginoso anglicanismo y un siniestro Drum & Bass. Rebotando al ritmo de la música y un poco más freakeados, nos fuimos a buscar el transporte que nos depositaría en Maputo, la primer ciudad y a su vez la capital del segundo país que toca Viaje por África

Hasta entonces y gracias por acompañar ésta intensa locura.

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