10 mar 2009

Declaración de Principios


El trabajo de este blog no persigue retribución económica, ni pide colaboraciones monetarias o donaciones. Este primer principio se fundamenta en la idea que el dinero produce pequeñas, pero innecesarias contaminaciones en la forma de producción y en el mensaje final, que mantiene la relación con el lector alejada de la esencia que intentan custodiar las experiencias transcriptas. Bien o mal, se intenta materializar sentimientos producidos por una elección de vida que tiene mucho más que ver con la libertad que con cualquier otro tipo de viaje; y la libertad, como es aquí concebida, está en principio opuesta a cualquier intento de obtener a cambio alguna recompensa mensurable. Bajo la misma idea es que no escribe post de recomendaciones o tips de viaje, ya que es sumamente trillado y para ello además ya existen infinitas herramientas muy profesionalizadas que también nos intentan decir qué, cómo, cuándo, lugares, lo que no nos podemos perder, o lo que está oculto a los ojos del turista. Parte de la misma perorata de quien cree que la experiencia personal sirve para marcar el camino.

Basado en la percepción y experiencia de que gran parte de las personas tendemos a idealizar lo que un viaje alrededor del mundo, o continental, o lo que un largo período en la ruta significa, tampoco busca posicionarse en el lugar del “aventurero”, ni del “viajero”, ni del que “se anima a realizarlo”, y mucho menos de quien vive con poco o nada por día haciendo uso de algún tipo de habilidad intransmisible. Creemos que esas premisas, aunque en muchas ocasiones son partes absolutamente fundamentales de los viajes, camuflan la esencia en favor de las formas. Lo que este blog intenta trasmitir es la convicción que cualquier persona puede ser artífice de la consumación de sus sueños, sin importar realmente qué se esté haciendo, mientras ello se corresponda con lo más íntimo de los deseos de cada individuo en relación con el mundo, y mientras esa felicidad no perjudique, al menos de manera activa, la de los demás.

En este espacio se intenta estimular al espíritu para que se lance a la búsqueda activa de su libertad; principio fundacional de este blog sin el cual la vida se torna gris y casi carente de propósito, dejándonos abandonados a la opción de esa especie de tolerancia hedonista hacia la mediocridad, que podemos identificar con la imagen del perro que se persigue eternamente la cola, o quien se vive quejando de todo echándole la culpa a alguien o algo de su infortunio social y de lo “mal que están las cosas”. Una cierta intolerancia hacia ese cúmulo de ideas de “felicidad” preestablecidas que constantemente nos venden y que por algún tipo de inexplicable razón, tendemos a casi irremediablemente creer y comprar.

Se intenta estimular la idea que sin riesgos y sin la firme decisión de abandonar el "lugar común", la seguridad, la queja constante, y sin lanzarse en una lucha contra el miedo y la vagancia innata del ser humano, no hay forma alguna de concretar los propósitos más íntimos del ser, por lo cual, lo único que nos queda por construir es un distorsionado meta-espejismo de nosotros mismos que, como expusimos anteriormente, enmascara la esencia en favor de las formas. Como consecuencia de ello es que renombramos el concepto de “paz” en favor del de “estabilidad”, o el de “gloria” en favor del de “éxito”, o el de “felicidad” en favor del de “satisfacción”, y nos enfrentamos constantemente a ciclos estériles de estimulación de escasa recompensa y alta demanda energética...

Que además nos acomoda a las ideas preestablecidas, nos anula la creatividad y nos enfrasca en el conformismo que enuncia que: "en definitiva la vida es así y que poco se puede hacer"... o el famoso: “Es lo que hay”..., cuando la realidad es que apenas nos asomamos de cualquier otro costado, se descubre infinitamente más rica y más bella que cualquier estabilidad, seguridad o conformismo. Independientemente de los medios que tengamos a disposición, descubrirla es nuestra responsabilidad y depende de nosotros. La verdadera riqueza, Viaje por África no la propone desde la acumulación de cajitas que nos ordenan el cerebro y alimentamos con dinero, sino desde una interacción humana desenfocada del beneficio inmediato en cualquiera de sus formas, desde la construcción de lazos sólidos aunados en conceptos activos de participación y de responsabilidad de cada persona en su propia “utopía”, la cual no es más que una forma de perfección que no pretendemos alcanzar, pero si admirar, para intentar copiar y reproducir la pureza de su esencia siempre que podamos.

Por eso esta declaración de principios grita al principio y al final “NO” a la comodidad y “NO” a la vagancia. No al ser parte de lo mismo y a quejarse de las mismas cosas, NO a echarle la culpa a alguien más de lo que nos pasa y NO a enfilarnos en la misma vacuidad social en la que estamos inmersos desde hace muchísimo tiempo. NO a las falsas ideas que nos creamos sobre nosotros mismos. NO a creer que nos merecemos más de lo que tenemos. NO a las pastillas para dormir, NO a las para levantarse, NO a la dependencia de ninguna empresa que se adueñe de nosotros o de nuestro trabajo, NO a resignar nuestros deseos y necesidades, NO al fichar horarios, NO al stress, NO a ninguna construcción social que ponga a nadie por sobre nadie. NO a mirar a los pobres como villeros, NO a mirar a los ricos como idiotas sedados por pastillas de colores, y así, la infinita listas de “NOS” que tienen que ver con los NO.

Sí a animarse a investigar, cambiar y lanzarse al vacío sin ningún tipo de red o contención. Sí a dejar el espíritu libre sin ataduras formales de ningún tipo. Sí a recobrar la satisfacción interna que no comparte esa ilusión con la economía. Sí a la independencia. Sí a casi todo lo que el discurso “común” dice que No. Todas las cosas que tendemos a concebir como fundamentales sentados en un sillón, se diluyen y se desvanecen instantáneamente, como las ilusiones que son, cuando nos lanzamos al movimiento. Ese flujo cinético no sólo nos beneficia a nosotros, sino que por sobre todas las cosas ayuda a romper la inercia de quien está a nuestro lado, generando un intercambio de humanidad al que nos desacostumbramos viviendo en un sistema que fomenta la individualidad y el repliegue constante sobre nosotros mismos.
Viaje por África

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